¿Cómo se reseña el que es considerado uno de los mejores álbumes del progresivo mundial, icono y ejemplo, base obligada para todo amante de nuestra música? Realmente es complejo. Pero como me gustan los retos, voy a intentar plasmar los sentimientos y las emociones que me produce la escucha de este precioso disco, perfecto en su factura y producción.
Por supuesto, es mi álbum favorito de Yes. Y no en vano, ya que incluye detalles que se identifican mucho con mi modo de ser. Para empezar, está íntimamente ligado al que siempre ha sido mi autor preferido, Hermann Hesse, con el que comparto líneas de pensamiento y filosofías profundas. Cuando yo aún no sabía la relación que había entre ambos, ya reconocía que había algo en este trabajo que era familiar a mis sentidos y muy personal, de ahí la profunda predilección que este álbum me generaba.
También es complejo musicalmente hablando, con temas larguísimos y cambiantes, tremendamente expresivo. Posee elementos espirituales y referencias abundantes a la Naturaleza, muy en la línea de Jon Anderson. En resumen, matices que hacen de este disco algo muy especial a la hora de ser escuchado y disfrutado.
La letra y la música del disco son autoría de Howe y Anderson, y los arreglos fueron llevados a cabo por el equipo entero. Cuando acabó su grabación, Bill Bruford dejó el grupo para ser sustituido por Alan White, que venía de la Plastic Ono Band. Él, a su vez, pasó a engrosar las filas de King Crimson. Con White comenzaron la gira por Estados Unidos.
Tres temas en 38 minutos de álbum. En los dos primeros, con duraciones superiores a los 10 minutos, encontramos subdivisiones. Este recurso sería de nuevo utilizado por el grupo en trabajos posteriores y serviría de ejemplo para las estructuras musicales de otros grupos.
Existen docenas de trabajos escritos sobre “Close to the Edge”. Es un disco analizado hasta la saciedad desde todas las perspectivas posibles. En la página oficial de Yes se puede encontrar en estudio completo sobre la técnica musical desarrollada a lo largo del álbum, con partituras desglosadas, ideal para tecnicistas melómanos.
Para ellos dejo el link al final de la reseña, ya que una servidora todavía no se ve capaz, con sus escasos conocimientos sobre teoría musical, de estar a la altura de dichos estudios.
Lo que personalmente me atrae del Close es su perspectiva filosófico-espiritual. Creo, y es una hipótesis muy mía, que es la base para que resulte tan redondo como es. Me diréis que no es algo importante, que la letra no se entiende, que aún para los que saben inglés es compleja en su estructura poética. Pero pienso que la expresión musical de una idea eleva en su perfección a la misma melodía.
El arte refleja ideas por medio de colores, de formas, de ritmos; no es de extrañar, por tanto, que altas ideas den frutos de gran inspiración a cualquier nivel artístico.
¿Cómo definir musicalmente el río que fluye, la vida que corre, el tiempo que pasa continuamente y, a la vez, es inmutable? No sólo condensándolo en una letra, sino expresándolo mediante un virtuosismo musical sin precedentes.
Aquí es donde entran los músicos, que en el caso de Yes en su formación para el Close, reúnen a verdaderos maestros en la cumbre de su habilidad interpretativa.
Steve Howe, no sólo poseedor de una técnica limpia e impecable, sino un maestro en el arte de transmitir emociones con la guitarra.
Rick Wakeman, el virtuosismo llevado a la exageración, el hombre de los dedos milagrosos, capaz de llenarte el espíritu en sus solos de órgano.
Chris Squire, la demostración viviente de que un instrumento como el bajo es imprescindible para lograr una profundidad y unos matices de importancia.
Jon Anderson y su voz controvertida. Esos agudos que no son del gusto de todos, pero que dan a los temas de este disco la dimensión más pura y angelical. Una voz plena y limpísima, completamente ideal para el grado de perfección de la obra.
La batería de Bill Brufford, que completa el conjunto y le da el toque más enérgico.
El concepto del tema que da nombre al álbum corresponde fundamentalmente a uno de los capítulos del libro “Siddharta” de H.Hesse, titulado precisamente “A la orilla del río”.
En él, el protagonista sufre una transformación espiritual, una metamorfosis interior, cuando el río le habla justo en el momento en que, hastiado de la vida, pretende quitársela entre sus aguas. El fluir del río, el devenir de la existencia, el sonido profundo del silencio y el despertar a una nueva conciencia, la conciencia del tiempo reflejado en el agua.
Es posible que, con este disco, el grupo encontrase también su punto de inflexión, su momento de perfección en el tiempo. Es posible que sus miembros confluyan, a lo largo de su devenir artístico, en el punto en que la música los transforma, o ellos hayan sido capaces de transformar la música.
Por supuesto, es mi álbum favorito de Yes. Y no en vano, ya que incluye detalles que se identifican mucho con mi modo de ser. Para empezar, está íntimamente ligado al que siempre ha sido mi autor preferido, Hermann Hesse, con el que comparto líneas de pensamiento y filosofías profundas. Cuando yo aún no sabía la relación que había entre ambos, ya reconocía que había algo en este trabajo que era familiar a mis sentidos y muy personal, de ahí la profunda predilección que este álbum me generaba.
También es complejo musicalmente hablando, con temas larguísimos y cambiantes, tremendamente expresivo. Posee elementos espirituales y referencias abundantes a la Naturaleza, muy en la línea de Jon Anderson. En resumen, matices que hacen de este disco algo muy especial a la hora de ser escuchado y disfrutado.
La letra y la música del disco son autoría de Howe y Anderson, y los arreglos fueron llevados a cabo por el equipo entero. Cuando acabó su grabación, Bill Bruford dejó el grupo para ser sustituido por Alan White, que venía de la Plastic Ono Band. Él, a su vez, pasó a engrosar las filas de King Crimson. Con White comenzaron la gira por Estados Unidos.
Tres temas en 38 minutos de álbum. En los dos primeros, con duraciones superiores a los 10 minutos, encontramos subdivisiones. Este recurso sería de nuevo utilizado por el grupo en trabajos posteriores y serviría de ejemplo para las estructuras musicales de otros grupos.
Existen docenas de trabajos escritos sobre “Close to the Edge”. Es un disco analizado hasta la saciedad desde todas las perspectivas posibles. En la página oficial de Yes se puede encontrar en estudio completo sobre la técnica musical desarrollada a lo largo del álbum, con partituras desglosadas, ideal para tecnicistas melómanos.
Para ellos dejo el link al final de la reseña, ya que una servidora todavía no se ve capaz, con sus escasos conocimientos sobre teoría musical, de estar a la altura de dichos estudios.
Lo que personalmente me atrae del Close es su perspectiva filosófico-espiritual. Creo, y es una hipótesis muy mía, que es la base para que resulte tan redondo como es. Me diréis que no es algo importante, que la letra no se entiende, que aún para los que saben inglés es compleja en su estructura poética. Pero pienso que la expresión musical de una idea eleva en su perfección a la misma melodía.
El arte refleja ideas por medio de colores, de formas, de ritmos; no es de extrañar, por tanto, que altas ideas den frutos de gran inspiración a cualquier nivel artístico.
¿Cómo definir musicalmente el río que fluye, la vida que corre, el tiempo que pasa continuamente y, a la vez, es inmutable? No sólo condensándolo en una letra, sino expresándolo mediante un virtuosismo musical sin precedentes.
Aquí es donde entran los músicos, que en el caso de Yes en su formación para el Close, reúnen a verdaderos maestros en la cumbre de su habilidad interpretativa.
Steve Howe, no sólo poseedor de una técnica limpia e impecable, sino un maestro en el arte de transmitir emociones con la guitarra.
Rick Wakeman, el virtuosismo llevado a la exageración, el hombre de los dedos milagrosos, capaz de llenarte el espíritu en sus solos de órgano.
Chris Squire, la demostración viviente de que un instrumento como el bajo es imprescindible para lograr una profundidad y unos matices de importancia.
Jon Anderson y su voz controvertida. Esos agudos que no son del gusto de todos, pero que dan a los temas de este disco la dimensión más pura y angelical. Una voz plena y limpísima, completamente ideal para el grado de perfección de la obra.
La batería de Bill Brufford, que completa el conjunto y le da el toque más enérgico.
El concepto del tema que da nombre al álbum corresponde fundamentalmente a uno de los capítulos del libro “Siddharta” de H.Hesse, titulado precisamente “A la orilla del río”.
En él, el protagonista sufre una transformación espiritual, una metamorfosis interior, cuando el río le habla justo en el momento en que, hastiado de la vida, pretende quitársela entre sus aguas. El fluir del río, el devenir de la existencia, el sonido profundo del silencio y el despertar a una nueva conciencia, la conciencia del tiempo reflejado en el agua.
Es posible que, con este disco, el grupo encontrase también su punto de inflexión, su momento de perfección en el tiempo. Es posible que sus miembros confluyan, a lo largo de su devenir artístico, en el punto en que la música los transforma, o ellos hayan sido capaces de transformar la música.
Tracklist : 01. Close To The Edge (18:45) 02. And You And I (10:12) 03. Siberian Khatru (8:53)
Line-up / Musicians :
- Jon Anderson / vocals
- Chris Squire / bass, vocals
- Rick Wakeman / keyboards
- Bill Bruford / drums
- Steve Howe / guitars, vocals
https://www.mediafire.com/file/bndmmxo7tv9koo3/Yes_-_1972_-_Close_To_The_Edge_%2528Vinyl_LP%2529.rar/file
No hay comentarios:
Publicar un comentario